A4 de literatura: Café con Letra N° 5

Editorial-

Lima, octubre 2000
"Para negocio de poeta - y de poeta hispanoamericano - malo no estaba el del cultivo del café ". José Santos Chocano (Memorias)


En octubre no hay milagros, reza el título de una novela peruana. Sin embargo, las largas colas que he visto este mes en las embajadas de diferentes países en Lima parecen demostrar que miles de profesionales aún creen lo contrario, a saber, que los milagros de las becas para estudiar en el extranjero existen, por ejemplo. Si uno saca las cuentas del dinero que un estudiante acabado de graduar tiene que invertir en traducir papeles – para el caso de aspirar a un postgrado en una universidad de algún país de habla no hispana – o en sólo homologar títulos y pretítulos – por si postula a Chile, a México o a España –, en comprarse el pasaje de avión (normalmente no incluido en la beca) y en dejar un depósito monetario cuantioso en una cuenta nacional que asegure el regreso a casa, entonces uno se da con la sorpresa de que se necesitan un par de años de haber estado trabajando y ahorrando para siquiera pensar en postular a una beca. Pero ahí no queda el asunto. Y es que además del dinerillo hace falta una buena dosis de Vitamina C, es decir, de ‘Conections’; sin olvidar, claro está, en postular a la carrera adecuada, una que luego de acabada la beca “pueda brindar progreso y desarrollo al país”. Y en este punto parece estar descartada la carrera de Literatura.
Con todo, muchos poetas y escritores peruanos siguen exiliándose milagrosa y voluntariamente. Es verdad que muchas de las grandes figuras de las letras peruanas tuvieron que vivir en el exilio (César Vallejo, Manuel Scorza, etc.), y que otras escogieron voluntariamente esa opción (Julio Ramón Ribeyro, Jorge Eielson, etc.); pero todas ellas pudieron dar grandes frutos, que no vinieron de añadidura por el hecho de encontrarse en “el extranjero”, sino que tenían un valor y un peso universales en sí.
Yo no creo en milagros, pero tengo fe en que nuestros poetas y escritores idos regresen al Perú, no necesariamente en persona, pero por lo menos en libros publicados, o en fajas de manuscritos para publicar.