Huerto de Calixto y Melibea - Salamanca, España |
"[Melibea:] Todo se goza este huerto con tu
venida, [Calixto].
Mira la luna cuán clara se nos muestra. Mira las
nubes cómo
huyen. ¡Oye la corriente de agua de esta
fontecica, cuánto
más suave murmurio y zurrío lleva por entre las frescas
hierbas! Escucha los altos cipreses, cómo se dan
paz unos
ramos con otros por intercesión de un templadico
viento que
los menea. Mira sus quietas sombras, cuán oscuras
están
y aparejadas para encubrir nuestro
deleite."
La Celestina, o Tragicomedia de
Calixto y Melibea [Siglo XV]
¿Qué
sería de Nueva York sin el Central Park,
de Londres sin el Hyde Park, de
Múnich sin el Englischer Garten, de
Paris sin el Bois de Bologne, de
Madrid sin el Parque del Retiro y de
tantas otras grandes urbes sin su enorme parque representativo? Si se borrara
aquellos lugares emblemáticos del plano de sus ciudades, quedaría una huella
como de cráter inactivo y la ciudad, mutilada en su elemento más simbólico.
Pues en estos casos se trata de superficies considerables que constituyen
realmente paraísos verdes en medio del cemento y el hormigón de las ciudades
que los albergan. Esos inmensos lugares abiertos fueron creados, en principio,
para acercar un poco a las poblaciones modernas hacia la naturaleza; algunos de
ellos fueron diseñados tratando de imitarla en su forma más salvaje, al más
puro estilo inglés del siglo XVIII, y otras ciudades quisieron crear áreas
verdes que funcionaran como pulmones citadinos y para dar a su vez espacio a
actividades de ocio en medio de los nuevos estilos de vida cada vez más
agitados y cosmopolitas, sin tiempo para relajarse, o darse una escapada a las
afueras o al campo.
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OTROLUNES - Revista Hispanoamericana de Cultura, nr. 53, Año 13 (dic 2019)