Una fuente, un museo, varios café-teatros y otros recuerdos callejeros para KARL VALENTIN.

Actualmente, en una de las cuatro torres de lo que fuera la muralla medieval de la ciudad de Múnich, llamada Torre del Isar, "Isartor", se levanta el Museo de Karl Valentin, más conocido como "de las curiosidades", pues resulta un encuentro con la gracia de las instalaciones artísticas más absurdas, representada en instrumentos y accesorios peculiares que el artista utilizó sobre las tablas, u objetos que hacen referencia a su biografía, como el caso del famoso clavo en la pared, donde se dice que Karl Valentin colgó su oficio de carpintero para dedicarse al arte escénico. En el mismo museo hay un Café de Antigüedades, donde se llevan a cabo con cierta regularidad presentaciones de algunos sketchs del famoso comediante, como se realiza también en más de un café-teatro de la ciudad.

"Am Münchner Viktualienmarkt,
's ist wirklich zu bedauern,
Da war ein Eierhändlerin,
Auch eine von den schlauern.
10 kosten heut' 3 Mark,
Euch Stadtleut' werd' ich fanga;
Denn für mei' War' kann i, Gott sei Dank,
jetzt was i mag verlanga."
(De: "Klagelied einer Wirtshaussemmel. Monologe und Soloszenen", München, Piper Verlag, 2007, p.48),
's ist wirklich zu bedauern,
Da war ein Eierhändlerin,
Auch eine von den schlauern.
10 kosten heut' 3 Mark,
Euch Stadtleut' werd' ich fanga;
Denn für mei' War' kann i, Gott sei Dank,
jetzt was i mag verlanga."
(De: "Klagelied einer Wirtshaussemmel. Monologe und Soloszenen", München, Piper Verlag, 2007, p.48),
que dicen más o menos así:
"En el mercado muniqués Viktualienmarkt,
es realmente para lamentarse,
había ahí una vendedora de huevos,
también una de las bien espabiladas.
Diez llévate hoy por 3 marcos,
gente citadina, te voy a atrapar:
pues por mis productos puedo, gracias a Dios
cobrar ahora lo que se me antoje".
(De: Canción quejumbrosa de un pan de taberna. Monólogos y Solos)
es realmente para lamentarse,
había ahí una vendedora de huevos,
también una de las bien espabiladas.
Diez llévate hoy por 3 marcos,
gente citadina, te voy a atrapar:
pues por mis productos puedo, gracias a Dios
cobrar ahora lo que se me antoje".
(De: Canción quejumbrosa de un pan de taberna. Monólogos y Solos)