A pesar de la actual era tecnológica con las más grandes ofertas de juegos electrónicos para niños, y pese a lo práctico que resultan tabletas y teléfonos con plataformas lúdicas en versiones multimedia e interactivas para distracción de los más pequeños, he observado que el caballito de palo sigue siendo uno de los juguetes preferidos de los infantes varones, si se les pone uno a la mano: ese palo de madera a cuyo extremo superior va adherida una testa de caballo, de juguete, con brida y riendas para que los pequeños se imaginen que son los más diestros jinetes del mundo. Pero por otro lado, lo de caballos, a secas, parece ser un hobby de niñas: no solo se ofertan caballos rosados, de plástico, de jebe o de madera, en todos los modelos y tamaños en las secciones de juguetería, sino que los clubes alemanes de equitación infantil y juvenil están invadidos por el género femenino. Incluso hay una serie libresca para niñas adolescentes —con una protagonista y su caballo— que es la competencia directa de Harry Potter.
---> Seguir leyendo en mi columna BESTIARIO PERSONAL, de la Revista Hispanoamericana de Cultura OTROLUNES (Nr. 39, ene 2016, año 10), dirigida por el escritor cubano AMIR VALLE.
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También publicado en BESTIARIO PERSONAL (Berlín: Epubli, 2017; 108 págs)
