A fines de febrero se
cumplieron dos años de la partida de una de las voces más particulares de la
lírica peruana: la de la poesía de José Antonio Pancorvo Beingolea (Lima 1952-
2016). Voz mística y posmoderna la suya, popular y culta, de rescate de figuras
de la retórica clásica y la poética más antiguas, y, a su vez, del cultivo de
los temas ancestrales y giros híbridos más actuales de la cultura andina
peruana. Entre los poemarios de este ilustre poeta destacaron: Profeta
el cielo (Lima: Alba Editores, 1997; 156 págs.); Tratados Omnipresentes - Perfect Windows (Lima: Gonzalo Pastor
Editor, 2000); Pachak Paqari - Épicas del
Trono del Sol (Lima: Fondo Editorial de Cultura Peruana, 2003; 171 págs.); Estados Unidos Celestes - Aerodinámicas a la
Poesis Mystica (Lima: Hipocampo Editores, 2006; 49 págs); Boinas Rojas a Jerusalém (Lima: [edición
privada], 2008); Amanecidas violentas de
Mundos (Lima: Sol Negro Editores, ago. 2009; 71 págs.); y en selección
personal Los Éxtasis de Incarrey - Antología
poética (1989-2009) (Arequipa: Cascahuesos Editores, set. 2009; 94 págs.).
Pese a su magnífica obra lírica, poco se ha dicho de su producción
narrativa. De ahí que sea especial ocasión esta para volver a llamar la
atención y animar a sus lectores a revisar su única novela publicada en vida: Demonios del Pacífico Sur (Lima: Grupo
Editorial Mesa Redonda, 2013; 237 págs.).[1]
Dicha novela presenta la exposición de las diferentes taras
sociales, morales, políticas, psicológicas, y hasta religiosas, surgidas de las
rencillas bélicas habidas a lo largo del pasado de dos países, Perú y Chile,
cuyos traumas, perogrulladas y desarraigos parecen encontrar sus orígenes en
demoníacas ambiciones personales y colectivas de diversos actores sociales a lo
largo de un tiempo inconmensurable ––que se concentra entre los comienzos del
XIX hasta el presente siglo–– en un espacio geopolítico etiquetado en el
discurso histórico como ‘el Pacífico Sur’.
La novela está estructurada de la siguiente manera: Primera parte
(14 acápites), Segunda Parte (9 acápites) y un Epílogo (7 acápites); todos los
acápites introducidos por abundantes y significativos epígrafes que dan tono a
la narración; además van titulados y mantienen dos tipos de narrador. El que
prima es el de uno omnisciente, que va contando la historia principal por medio
de vasos comunicantes que narran lo que realizan los diferentes personajes de
forma paralela. Otras voces llegan a través de acápites conformados por
epístolas, mientras que una única voz de uno de los personajes aparece un par
de veces y triunfa en el acápite final elevando la historia a un nivel de
reflexión filosófica y vital que pocos escritores suelen lograr.
El argumento central de la novela trata de las peripecias de un
Mayor de la Fuerza Aérea del Perú, Alberto Núñez, en su afán por resolver un
problema familiar en la Lima de este siglo. Con ayuda de su hijo Daniel y otros
compañeros de clases de su sobrina ––la adolescente Jessica–– intentará buscar
de la manera más discreta posible una solución al mal que aqueja a la muchacha,
quien parece haber sido poseída, mientras jugaba a la ouija, por un espíritu
maligno que la hace hablar con voz masculina en alemán y gritar lisuras e
insultos. Las cosas no serán tan sencillas: el único religioso exorcista, el
padre Magenau, vive en Santiago de Chile y hay que llevarlo a Lima, objetivo
que Núñez se traza, despertando por ello suspicacias entre los miembros del
Ejército chileno, y también entres sus colegas peruanos, en torno a los motivos
por los que un miliar peruano visita Chile de forma extraoficial. Paralelamente
a esta historia principal se entrelazan ––por medio de epístolas entre
particulares de las altas esferas de la sociedad peruana de comienzos del siglo
XIX–– las cuitas de ciertos personalidades de entonces, en su afán por ahogar
los planes independentistas entre los ejércitos chilenos. En estos textos
resaltan dos aspectos. En primer lugar, los textos se presentan como
transcripciones modernizadas por un personaje compilador, estrategia literaria
que funciona bien para quitarles el tedio que podría representar su lectura
para un lector no especializado, imitando el discurso coloquial sin muchos
amaneramientos ni formalidades, de manera que se vuelve ameno. Y en segundo
lugar, en el contenido de los viejos textos epistolares se mencionan nombres o
circunstancias que suscitan conexiones con datos de la realidad que acontece en
la historia principal del siglo XXI. Llama la atención también que en estas
cartas participe una voz femenina, clara y visionaria para su época, y que se
mencionen algunos nombres de nobles de ascendencia prehispánica ––ficticios o
no––, como parte de la historia marginal de la independencia peruana; y se citen abundantes composiciones
líricas (poemas, sonetos, coplas, décimas, etc.). Ambas historias ––la
principal y la que se entreteje en las cartas–– se juntan cuando el lector se
da cuenta de que las epístolas que aparecen en la novela son las que ha
entregado el padre Magenau al joven Daniel, en su afán por motivarlo al estudio
de la Historia, y a la comprensión de la Iglesia y la Fe.
Demonios del Pacífico Sur es
una novela juvenil de aventuras, en donde el nivel del lenguaje y la amenidad
con que se narra, así como la forma y las materias que se tocan o subrayan (el
uso de Internet, las costumbres de los jóvenes, el tono optimista y el acento
marcial de las composiciones líricas, la aventura, la ternura, la prioridad
dada a los valores y principios al momento de actuar, etc.), acentúan su
carácter fresco y esperanzador.
José Pancorvo, cuyos temas predilectos en la poesía se debatieron
entro lo militar y lo divino, lo andino ancestral y lo actual, publicó, pues,
una excelente novela, capaz de atrapar a escolares y estudiantes, de Perú y
Chile, así como al lector más exigente y lúcido. Porque brillantez y sencillez
solo pueden alcanzarse con la pluma de la sabiduría, como fue la suya.
[1] En 2013 publiqué la reseña a esta novela en mi blog Letras H - Literatur Hispanoamerikas.
Esta nota se acaba de publicar también en: VALLEJO & Co. (febrero 2018).