Entrevista al Dr. José Luis Iturrioz
[Fragmento]
El Dr. José Luis Iturrioz, español de origen y mexicano de corazón, es investigador en la Universidad de Guadalajara, México, con especialización en el estudio de lenguas indígenas. Autor de Gramática didáctica del huichol (2001), Lenguas y literaturas indígenas de Jalisco (2004), Gramática de la lengua wijarika (2006), obtuvo el Premio Jalisco de Humanidades (2007) y ha sido en el segundo semestre del 2009 profesor invitado - una vez más - en la Universidad de Múnich, Alemania (LMU), donde amablemente aceptó esta entrevista en exclusiva para Sieteculebras.
¿Qué significa la palabra ‘huichol’?
‘Huichol’ se deriva del autónimo[1], es decir, de la palabra con que los miembros de la cultura huichola se nombran a sí mismos. Actualmente se tiende a creer, especialmente por parte de los propios indígenas, que los nombres con que los designamos en español y otras lenguas europeas son originalmente insultos y por eso proponen rechazarlos y sustituirlos por los nombres que tienen en sus propias lenguas. En internet, por ejemplo, se encuentra la información de que la palabra ‘huichol’ es un apodo que los aztecas aplicaron a los huicholes, pero las etimologías que se proponen carecen de todo fundamento. En realidad, si bien muchos de los nombres de la zona son de origen azteca, y en buena parte despectivos: por ejemplo, ‘tartamudos’, a unos, o ‘chichimecas’, que significa ‘perro’, a otros, etc., es necesario hacer un par de precisiones. En primer lugar, no todos los nombres aztecas fueron insultos. En segundo lugar, no todos los etnónimos de la zona huichola son de origen azteca. En un estudio diacrónico sobre los préstamos que los huicholes tomaron del español desde el inicio de la Colonia, muestro con todo rigor que en el siglo XVII la ‘s’ de la palabra ‘huisalica’ se pronunciaba con una ‘rr’ no vibrante, que se mantiene como tal en la zona oriental del territorio y que es el antecedente de la ‘rr’ en la zona occidental. Ese sonido los españoles lo interpretaron como ‘ch’. En algunos documentos coloniales la palabra aparece como ‘huitsolme’, lo que remite a hablantes de náhuatl, intermediarios de la administración colonial española, que le pusieron a la palabra huichola la marca plural -me del náhuatl; es decir, también los hablantes de náhuatl tomaron la palabra prestada del huichol.
¿Qué zona geográfica abarca hoy la cultura huichola?
Casi la misma que ocuparon desde que fueron reducidos en los tiempos coloniales, por utilizar el término que aparece en las crónicas. Los huicholes fueron reducidos por las tropas coloniales entre los siglos XVII y XVIII a un determinado territorio, que está al norte de Jalisco, al sur de Durango y Zacatecas, la mayoría vive hoy en el estado de Jalisco, lejos de Guadalajara, un poco menos abandonados que en los siglos precedentes.
¿La lengua huichola recibe algún apoyo para su conservación?
Ésa es precisamente la labor principal de mi grupo de investigación. Una manera de luchar contra su extinción es realizando una descripción científica de la lengua como una base imprescindible para aplicaciones didácticas. Además se persigue la formación de cuadros capacitados para enseñar huichol como lengua materna en las escuelas. Las gramáticas didácticas, que son un instrumento de primordial importancia para la revitalización de las lenguas y su transición a la escrituralidad. En este dominio somos pioneros y estamos poniendo un ejemplo que tratan de seguir no sólo en México, sino también en otros países como Chile. No tomamos como patrón o modelo al idioma español, ya que son esencialmente diferentes. La lengua huichola es polisintética, y codifica casi todo en el verbo, en las otras palabras la complejidad es menor. En el idioma español por cada verbo hay cuatro nombres, es decir, el español es una lengua nominal. Por el contrario, la lengua huichola es verbalizante, tiende a expresarlo todo con el verbo, pone atención no tanto en las cosas sino en los procesos.
¿Cómo ve el futuro de la cultura huichola, y de su lengua y sus estudios?
Yo tengo un lema que es “nada produce mas daño que el desconocimiento”. El que dice que las culturas indígenas no valen nada, es porque no las conoce. Una lengua es millones de veces más valiosa que un yacimiento arqueológico. Una lengua no se puede reproducir ni reconstruir una vez destruida. Si se pierde es para siempre. Las lenguas son el espejo de la capacidad humana. A los mismos indígenas hay que enseñarles a reflexionar sobre su lengua. Mucha gente que vive en Perú o en México piensa que lo que habla o lo que cocina no es bueno. Los propios hablantes de las lenguas indígenas tienen que cambiar su mentalidad, y saber lo que valen sus lenguas, pues la mayoría lo ignora. Eso es un trabajo que se debe hacer dentro de las comunidades, el de cambiar la actitud frente a los valores lingüísticos y culturales que ellos tienen de sí mismos, y hacia afuera, y convencer sobretodo también a los mestizos de ello.
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Entrevista completa en:
SIETECULEBRAS - Revista Andina de Cultura, Cusco, Nr. 28 (julio-set 2010), 22-24.
[1] Autónimo: denominación étnica, o etnónimo, con que se autodenomina una comunidad cultural, lingüística, étnica o nacional a sí misma.