Gran Día de la Literatura Joven de Múnich, 2015



Ayer sábado 24 de enero se celebró el "Gran Día de la Literatura Joven de Múnich" en dicha ciudad alemana.  Se trató de un encuentro donde se reunieron 50 jóvenes −−autores y autoras nacidos entre 1980 y 1993−− para difundir lo mejor de la escena literaria muniquense en poesía y prosa.  Del mismo modo se presentaron escuelas literarias y talleres, así como círculos de lectura y revistas, que conforman el fructífero mundo literario de los más jóvenes amantes de las letras en la ciudad de la cerveza.
El sitio escogido para  la realización del evento no pudo ser mejor que las salas subterráneas del centro cultural Einstein Kultur, que contó con una concurrencia que sobrepasó las expectativas. En cuatro salas abovedadas −−hoy: patrimonio cultural; hace cien años: bodegas de una fábrica de cerveza que almacenaba su producción sólo con hielo para preservarla−−,  cada cual con una capacidad para albergar a más de un centenar de personas, se llevaron a cabo las sesiones paralelas de lectura, entre las cinco de la tarde y la medianoche. 
En el cafébar se instaló una Mesa de Libros, donde se exhibieron, para lectura y venta, las más recientes publicaciones de los participantes, mientras se proyectaba en pantalla grande información referente al apoyo que brinda la entidad  Landeshauptstadt München Kulturreferat a proyectos culturales en el campo de la literatura: becas, talleres, concursos, incentivos, etc., así como de las próximas actividades y veladas literarias.

Participaron también del evento las exposiciones e instalaciones artísticas que decoraron las salas en las que se llevó a cabo la maratón de lectura que cerró pasada la medianoche con el broche de oro de una fiesta bajo la conducción de jóvenes Djs y músicos que ya se han hecho de un reconocido lugar en la plataforma musical y electrónico-cultural alemana. 
Entre las lecturas que arrancaron más aplausos en la cuarta sala estuvo el cuento Der Einbrecher (en español: El ladrón de casas) de la autora Tessa Müller, que forma parte de su debut literario: el libro de relatos Etwas, das mich glücklich macht (Editorial Jung und Jung, 2014). Entre otros detalles, fueron evocados algunos versos de César Vallejo en uno de los textos de una joven poeta alemana. 



Herta Müller, la poeta de los collages.


La poeta de los collages en el Festival de Literatura Múnich 2014.


 "Es algo más que un libro de entrevistas", afirmó de manera contundente la escritora Herta Müller al referirse a su último libro, Mein Vaterland war ein Apfelkern. Ein Gespräch, aún no traducido al español, que ha sido publicado este año en Múnich por la editorial Carl Hansen y que fue presentado anoche en el Aula Magna de la Universidad Ludovico-Maximiliano de Múnich en el marco del Festival de Literatura 2014 de la ciudad.
Con las más de 500 taquillas agotadas hacía más de una semana antes y con el auditorio lleno, la velada literaria se llevó a cabo bajo la conducción de Sigrid Löffler, crítico literaria, quien en conversación con la escritora logró desentrañar con sus preguntas algo más sobre las circunstancias y las emociones que marcaron los diferentes pasajes que conforman el cuerpo del mencionado libro, de un género que se acerca a la literatura testimonial.  Y es que el libro está basado en una serie de preguntas planteadas por su editora, Angelica Klammer a la laureada escritora, quien así va contando su vida desde su infancia en Rumania, hasta cuando se convierte en la receptora del Premio Nobel de Literatura. El libro  está dividido en diez capítulos, a la cabeza de cuyo índice se indica que las conversaciones fueron llevadas a cabo entre diciembre de 2013 y enero de 2014 en Berlín, --ciudad en la que reside Müller--; habiendo sido insertados además pasajes centrales sobre la novela Atemschaukel de una conversación, que se realizó en agosto de 2009 en Berlín bajo el título "Wie lange bleibt man eitel?", aparecido en el número 4 de la revista literaria Volltext. Zeitschrift für Literatur, en el 2009. 

Entre los detalles que destacaron del testimonio autobiográfico que hizo la autora, y la lectura de un fragmento significativo de su libro, estuvieron algunos pasajes sobre su infancia y el recuento de cómo se acercó a los libros y a la literatura por su propia cuenta, así como sobre los conflictos que le acarreó la dictadura rumana.
Por otro lado, gran parte de la velada la dedicó Herta Müller a dar testimonio de su afición por los juegos de palabras, de las sensaciones bien diferenciadas que le producían acercarse a las cosas del mundo, bien a través de la lengua alemana, o a través de la lengua rumana: "En rumano hay palabras que para mí tienen un acercamiento más estrecho que en alemán a la realidad que significan. Lo mismo con ciertos sentimientos. Por ejemplo, si en alemán uno quiere ser frívolo con el lenguaje, el idioma no te lo permite y sale algo ordinario".


Müller también contó de su afición a recortar palabras de periódicos y revistas para con ellas formar nuevos textos, pegándolas sobre un cartón, y logrando verdaderos poemas. Leyó por ello uno de los textos de sus famosos collages, precisando ---a manera de declaración de un arte poética muy personal--- que sus collages poéticos no eran meras asociaciones surrealistas de palabras salpicadas, sino uniones que en algún momento alcanzaban un punto en que producían otro texto que parecía bien pensado. Las fotografías de dichos collages están reunidos en diversos libros, entre los que destaca Vater telefoniert mit den Fliegen (2012), y también se ofrecen como cuadros de aprox. 150 x 107 cm, en edición limitada y autografiados, por un precio alrededor de los 800 euros.