La poesía última de Wáshington Delgado

Testimonio de una alumna (Fragmento)

A pesar del silencio que yace tras la partida del insigne catedrático y poeta Wáshington Delgado (Perú, 1927 – 2003), nos queda el consuelo de comprobar que su voz lírica no se ha apagado, pues logró salir a luz, a fines de setiembre último, un poemario suyo parcialmente inédito, que – ironías el destino – se convirtió en una celebración póstuma. Se trata de su único libro editado en España, con el título Cuán impunemente se está uno muerto; estructurado en dos partes: “Traslado de restos” y “Hombre a pie”. La edición se llevó a cabo bajo el auspicio de la revista La Poesía, señor Hidalgo, que se edita en Tarragona, y estuvo al cuidado de otro gran poeta, Juan González Soto, quien además se encargó del prólogo “La serana claridad en un mundo alarmante”.

Algunos meses antes de ser publicados, como un bálsamo de sabiduría desde la distancia, me llegarían hasta Múnich tres hermosos poemas que el gran maestro me enviara de su cosecha - escritos en noviembre 2000 en su casa de Miraflores, donde siempre recibía a sus amigos con generosidad y cariño -, y que nunca imaginé serían sus últimas lecciones en vida de esa poesía alta y suave como fue la suya: Caracol en el tiempo, Whisky en el Paraíso e Iremos a Lisboa.

Iremos a Lisboa

Iremos a Lisboa

a comer sardinas y beber vino verde,

es un ideal como cualquier otro.

Subiremos a la manuelina

Torre do Belem

para contemplar la ciudad

al borde del mar.

Nos abriremos a la melancolía

de los fados que cantan

o quisieran cantar las provincianas (sic)

muchachas de servicio.

Recibiremos un baño de vida

en los cabarés del puerto

donde se escuchan canciones angoleñas

hechas de luz y color, puras

como primaverales deseos.

Viajaremos a Coimbra

para mojarnos en la sombra

y en la sabiduría

de su vieja universidad.

Respiraremos sin tregua

el paisaje rural

y el olor de los vinos

en Tras os Montes.

Iremos a tierras portuguesas

o a cualquier otro sitio

que nos levante un ideal en el alma,

el de comer sardinas, por ejemplo,

y beber vino verde.

Miraflores, marzo 2003.


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Imagen: Carátula de Cuán impunemente se está uno muerto.

NOTA DE PRENSA Múnich, 07.Oct.2003